Jacques Prévert (1900-1977): Es considerado el poeta más popular de Francia en el siglo XX. Y ahora se cumplen 120 años de su nacimiento.
Observemos en esta métrica libre un aire de familiaridad con los lectores, ya desde el primer verso, que ofrece una expresión coloquial: «jugar con fósforos», usada generalmente de modo literal cuando se refiere a los niños(los niños carecen de discernimiento para reconocer las consecuencias fatales de tal juego); pero aquí se trata de un uso metafórico que apunta no a la inexperiencia infantil, sino a la falencia de aquellos creadores que sólo se manejan con el intelecto, con la premeditación -y por qué no, también con alevosía- , al excluir de la interioridad psíquica el plano afectivo genuino de sentimientos y emociones. El lector puede acceder fluidamente a las diversas significaciones sugeridas a través del juego de la repetición, de la selección léxica, del uso metafórico e incluso del nivel fónico ( «mundo mental «, «miente», «monumentalmente») y ortográfico («señoress»). La ironía impregna la totalidad del texto juzgando la ética de la creación artística, especialmente el arte de la palabra. Los dos versos más extensos ponen en evidencia el razonamiento del yo lírico: advierte y revela la hipocresía de cierta élite que detenta el poder. De lo contrario ¿cómo podría permitirse impunemente la arbitrariedad, la autocomplacencia y la abarcadora dimensión de su falsedad? Detrás de esta compleja facilidad, accesible, detrás del título alusivo al Mandamiento, pero incompleto ( lo que quiebra la gravedad) está el ideal de Prévert, coherente en sus diversas vertientes artísticas y existenciales: un rebelde nostalgioso, capaz de suavizar la crueldad, aguzar la visión crítica, cantar a la vida desde el mínimo hecho cotidiano y las comunes criaturas humanas. El poema hay que decirlo o cantarlo, como aconsejaba Prévert. Los invito a esa alegría!
Dra. Berta Kleingut de Abner |